Noticias
junio 11, 2025

Inicia veda de caracol pala en el Archipiélago de San Andrés

Inicia veda de caracol pala en el Archipiélago de San Andrés

Hasta el próximo 31 de octubre se mantendrá vigente la temporada de veda de caracol pala, una medida necesaria para proteger a esta especie en riesgo por la sobreexplotación y garantizar su sostenibilidad en el Caribe insular colombiano.

Bogotá, 11 de junio de 2025 (@Minambienteco) – El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible hace un llamado a la ciudadanía a respetar la temporada oficial de caracol pala en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que se extenderá hasta el 31 de octubre.

Durante este tiempo se prohíbe la captura, comercialización y consumo de esta especie marina, según lo reglamentado en la Resolución 179 de 1995 del Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (hoy AUNAPAUNAP Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca), con el objetivo de protegerla en su periodo natural de reproducción y así permitir que su población se recupere.

Este molusco, caracterizado por su gran tamaño y hábitat en las aguas del Caribe, es de gran importancia económica y social para las comunidades pesqueras artesanales del archipiélago. Su pesca genera empleo, ingresos y forma parte de la tradición cultural local, siendo también un plato típico de la región.

Sin embargo, la captura indiscriminada de la especie ha reducido significativamente su población, afectando el equilibrio del ecosistema marino. Debido a la sobreexplotación y a la pérdida de hábitat, su estado de conservación ha sido clasificado como vulnerable, de acuerdo con la Resolución 0124 de 2024 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Por ello, la entidad recomienda a los pescadores artesanales fomentar la utilización sostenible, la conservación y el comercio responsable del caracol pala, así como respetar los tamaños mínimos permitidos para su captura.

El Ministerio también reitera que la extracción de conchas, piedras coralinas, arena u otros elementos marinos está prohibida por la ley y puede constituir un delito ambiental grave. Estas prácticas representan una amenaza directa a la biodiversidad del archipiélago.

Crédito: Pauline Walsh Jacobson