Al café le apareció pariente y a La Guajira un cavernícola ¡Conozca estas fantásticas novedades de la biodiversidad colombiana!

Un cangrejo que parece mandarina, un murciélago que se creía jamaiquino, ranas de Chocó y Putumayo, una culebra con nombre de tía que resultó no ser culebra sino anfibio, dos tortugas en el Orinoco y el Atrato, una sardinita chiquita con nombre de 43.000 km2, escarabajos recicladores de popó y un bagre cavernícola, son solo algunas de las especies que desde hace muy poco entraron a formar parte de nuestro inventario de biodiversidad.
Scytalopus alvarezlopezi: Es un ave conocida popularmente como tapaculo de Tatamá o tapaculo de Alto de Pisones. Es 100% colombiana, fue descrita en 2017 después de más de 20 años de su primer registro en la cordillera Occidental de los Andes colombianos. Habita en el sotobosque denso, y cerca de barrancos en bosques nublados entre los 1.300 y 2.100 m. de elevación. No se considera actualmente en amenaza pero potencialmente podría estarlo dada su distribución restringida exclusivamente en Colombia.
Tonatia bakeri y Tonatia maresi: No siempre la descripción de nuevas especies proviene de expediciones a lugares remotos e inexplorados. En Colombia, el número de especies de mamíferos registrados ha incrementado a partir del trabajo de los investigadores en museos. Con análisis morfológicos y genéticos fueron reconocidas dos especies nuevas de murciélagos para nuestro país. Ambas especies antes eran incluidas dentro de Tonatia saurophila, que ahora sabemos está solo en Jamaica y posiblemente está extinta.
Osteocephalus omega: William Duellman es uno de los más prominentes científicos en el área de la herpetología del último siglo. Entre los años 60 y 90 exploró activamente la fauna neotropical, lo que permitió la descripción de 59 especies colombianas, entre otras. A sus 89 años describió en 2019 Osteocephalus omega, una rana de casco endémica de las estribaciones andinas en el Putumayo colombiano. Como la última letra del alfabeto griego, omega, quiso Duellman nombrar esta especie, por ser su última descripción y nominación.
Andinobates victimatus: O rana caminadora de los Andes que rinde homenaje a las víctimas del conflicto armado en Colombia. Un grupo de estudiantes de posgrado de la Universidad de los Andes la describieron en 2017. Esta pequeñita rana de color rojo se reproduce al interior de las epífitas de los bosques húmedos del Chocó.
Caecilia pulchraserrana: En expediciones científicas realizadas en 2018 a las estribaciones de la Serranía de los Yariguíes, en Santander, fue hallada una nueva y diminuta forma de anfibio: Caecilia pulchraserrana. Las cecilias, también llamadas “culebras ciegas” (aunque no son reptiles), son un grupo de anfibios muy poco conocido. Este anfibio recibió el nombre por escogencia de la comunidad de la vereda La Belleza en El Carmen de Chucurí, y así quedó: Cecilia de la Serranía encontrada en La Belleza.

Chelus orinocensis: Las tortugas son reptiles muy carismáticos, con alto sometimiento a tráfico ilegal pero increíble desconocimiento de su historia natural, estatus de conservación y biogeografía. Por ejemplo, se pensaba que las tortugas matamata de las cuencas del Orinoco y del Amazonas eran una sola especie, Chelus fimbriatus. Este año, el estudio de estas poblaciones permitió reconocer que la cuenca del Orinoco tiene su propia tortuga matamata, una nueva denominada Chelus orinocensis . Este descubrimiento permite revalidar su estado de conservación y la necesidad de protección de estas dos especies de tortugas al norte de Suramérica.
Trachemys medemi: Tuvieron que pasar cuatro décadas desde su colecta durante la conformación del Parque Nacional Natural Los Katíos, en la cuenca del río Atrato, en el año 1977, para realizar la descripción de Trachemys medemi. Esta tortuga de colores vivos es objeto de tráfico ilegal y fue propuesta como especie vulnerable debido a la explotación de sus estados juveniles. Su nombre fue dedicado al ilustre herpetólogo Federico Medem quien dedicó su vida al estudio de los reptiles acuáticos en Colombia.
Hyphessobrycon chiribiquete: El nombre de esta especie honra la figura de protección del Parque Nacional Natural más extenso que posee Colombia y el mayor de selva húmeda tropical en el mundo (43.000 km2). Se trata de una pequeña especie de sardinita con vistosos colores descubierta en la Amazonía.
Trichomycterus spectrum: Una de las adiciones más notables al inventario reciente de biodiversidad colombiana es este bagre ciego endémico de una cueva drenada por el río Ranchería en La Guajira colombiana. Este bagre se distingue por ser la única especie con adaptaciones a la vida en la oscuridad permanente de las cavernas (ausencia de ojos y de pigmentación), de esta zona del país.

Coelosis wayuorum: Este escarabajo fue descrito en 2018. Es endémico de Colombia, con una distribución restringida a la Serranía de la Macuira, en el departamento de La Guajira. Su historia natural es muy interesante ya que las larvas se encuentran asociadas a los nidos de las hormigas arrieras. Es una especie de tamaño mediano, de color negro con sedas muy diminutas que cubren la superficie del cuerpo y los machos se caracterizan por tener un cuerno en la cabeza y dos laterales.
Cryptocanthon cephalopunctatus, Cryptocanthon encenillensis y Cryptocanthon mailinae: En este 2020 fueron descritas otras tres nuevas especies de escarabajos. Son de tamaño muy pequeño que han perdido la capacidad de volar y están asociados con estiércol de vertebrados en una franja muy restringida de los bosques de encenillos y otras zonas alto andinas de la cordillera de los Andes colombianos. Colombia es el país con más especies del género a nivel mundial, con un total de 15. Los escarabajos estercoleros cumplen un papel muy importante en el ecosistema, pues participan en el reciclaje de los nutrientes, los devuelven al suelo para que sean utilizados de nuevo por las plantas.
Phallangothelphusa tangerina: En expediciones hechas a la Serranía de los Yariguíes, se encontró un cangrejo nuevo de agua dulce de color mandarina que resalta entre el lodo y las rocas de las quebradas del río Cascajales. Este es uno de los cangrejos de agua dulce en Colombia que se considera indicadores de la buena calidad de agua.

Elaeagia pacisnascis: Al café que conocemos le apareció una prima. Una especie de arbolito de grandes flores blancas, restringido a bosques mixtos con presencia de roble (Quercus humboldtii) de la cordillera Oriental. Fue descubierta en un área del sur de Santander poco explorada y de cuya diversidad en plantas se sabía poco básicamente por ser zona de conflicto armado a la que no se podía entrar. Tras la firma del acuerdo de paz entre la guerrilla de las FARCFARC Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Estado Colombiano, fue posible acceder al área y así se descubrió “la flor de la paz naciente”.

Nota: Este artículo fue posible gracias a la información suministrada por los investigadores Orlando Acevedo, David Ocampo, Julián Lozano, Andrés Acosta, Carlos DoNacimento, Jhon César Neita, José Aguilar, Amalia Díaz; todos ellos curadores expertos en su especie: aves, mamíferos, anfibios y reptiles, peces, artrópodos y plantas; bajo la coordinación de Carolina Gómez Posada, Líder Científico de las Colecciones Biológicas del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, y del subdirector científico de esta entidad, José Manuel Ochoa.