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mayo 16, 2019

Economía Circular, un nuevo modelo de desarrollo con conciencia ambiental

Economía Circular, un nuevo modelo de desarrollo con conciencia ambiental

Cada vez somos más los que habitamos el planeta y por ende el consumo de agua, energía, comida y materiales de construcción crece a pasos agigantados. Es por eso que debemos permitirle a la naturaleza respirar profundo, quitándole la carga de suplir todas nuestras necesidades sin retorno alguno.

Pero ¿Cómo lo logramos? La respuesta, tiene nombre propio: Economía Circular. Un nuevo modelo de desarrollo en el que se manejan eficientemente los materiales, el agua y la energía, y en el que las palabras desechos y contaminación, que ya hacen parte de nuestra cotidianidad, pierden toda su importancia pues el reúso, el reciclaje, el consumo sostenible y el aprovechamiento de materiales, son los protagonistas.

Colombia es el primer país de América Latina en implementar una estrategia de Economía Circular, en dónde las empresas juegan un papel central, ejecutando nuevos modelos de negocio que a través de la innovación aprovechan al máximo los recursos y permiten que los residuos de unos puedan ser insumos para otros, el famoso cierre de ciclos.

Estas nuevas formas de pensar y hacer incluyen tres dimensiones: El uso eficiente de materiales, energía y agua; la innovación tecnológica de procesos de transformación y aprovechamiento y la colaboración entre la cadena de valor, incluyendo proveedores y consumidores de productos sostenibles.

Es por eso que las empresas le están apostando a acciones como: reusar productos y materiales, como se hace con las botellas de vidrio retornables; reciclar, convirtiendo, por ejemplo, las botellas plásticas en fibras textiles que terminan transformadas en prendas de vestir; extender la vida útil de productos como los aparatos electrónicos, que con una reparación o actualización pueden ser utilizados por un tiempo mayor; cambiar productos por servicios, en vez de comprar materiales como automóviles o herramientas de construcción, las alquilan; y usar la tecnología en los procesos productivos que son más eficientes en el uso de los recursos y disminuyen la generación de residuos.

Los beneficios son de gran magnitud y no solo ambientales, también económicos mediante el desarrollo de nuevos mercados de consumo e inversión sostenibles, y culturales, al cambiar la forma de actuar de nuestras empresas y de nuestros ciudadanos que empezarán a tomar elecciones más responsables con el ambiente.